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Escuela Media Nº 4

Escuela Media Nº 4.

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Personal docente actual
Asociación Cooperadora actual
Comisión
fundadora
Docentes desde 1950 hasta 1959
Promoción año
2000
Primera Promoción Reseña
histórica
Himno al
colegio

 

Promoción año 2000

Gestión y administración Ciencias exactas y naturales
Juan Francisco Ceser
Elisa Gasol
Fabiola Lila María Gutiérrez
Noelia Haydée Luján Lagos
Cristian Román Olmedo
Julia Bibiana Rodríguez
Lorena Gisela Russ
Ignacio Martín Tortello
Lucas David Bustos
Gerónimo Ezequiel Jurado
Oscar Manuel Luis
Franco Ariel Manesse
Federico Ezequiel Montanarini
Andrés Perret
Valeria Guida
América Mailhos
Juan Pablo Elisei
Jorge Gómez
Ignacio Martín Asurmendi
María Carolina Tizeira
Erica Giselle Galván
Lucrecia Virginia Krainer
Paola Fernanda Manfredi
María Florencia Quintana
María Ester Simari
Julieta Susana Viola
Marcelo Antonio Zambrini
Marina Lucrecia Zambrini
María Cecilia Amarail
Selva Arsanto Armentano
Bárbara Jaqueline Bibliati
María Soledad Carballo
Carolina constantino
Paula Romina Lagorio
Paula Grabriela Espinillo
Jesica Marisol Prieto
María Agustina Rodríguez
Sabrina Ariana Santilli
Silvia Lorena Seresí
Lorena Paola Tobares
Carla Adriana Villegas
Marisol Sabalo
Juan Pérez
Davis Márquez
Promoción Año 2000.
Promoción Año 2000

 

Primera promoción

Gladys H. Burgos
Luis P. Montenegro
Susana H. Torreano
Mario R. Treachi

Rafael Foti
Juan Pablo Mora
Juan C. Treachi
Nelson W. Venasota

Primera Promoción.
Primera Promoción
Promoción 1955 Promoción 1956
Teresa N. Ferreyra
Juan A. Giménez
Nilda E. Guagnini
Nancy R. Loeda
Rosalinda I. Medina
María T. Sequeira
Santiago H. Vampiro
Sara E. Armendáriz
Alicia Burgos
Carlos H. Cafa
Angel S. De Marchi
Roberto A. Gregorio
Miguel A. Línguido
Julio R. Montenegro
Alicia Olcoz
Alberto Pinto
Carlos Pinto
Elvio Gumersindo Schmidt
Julio C. Treachi
Doris B. Vampiro
Angel E. Veniani
Carlos G. Veniani
Elizabeth L. Villegas
Alberto C. Villanueva
Alberto M. Zubieta

 

Reseña histórica

En primer lugar dire que el Colegio nació como una necesidad impuesta para evitar el desplazamiento de los adolescentes a otras ciudades, con el fin de continuar en ellas sus estudios secundarios y, en la realidad de los hechos fue de esta manera una creación del mismo pueblo, que en una primera oportunidad trató de concretarse por intermedio de un grupo de maestras, sin éxito, porque a la señora Enriqueta de Giraldez, que era la principal organizadora en ese momento, se le enfermó de gravedad su esposo, al que tuvo que trasladar a Rosario por un largo tiempo. Con ella ausente, las demás abandonaron el proyecto, menos la señora Blanca González de Sáenz, que vino a traerme el problema que se es presentaba: los chicos se habían inscripto y por lo tanto se habían perdido la oportunidad de hacerlo en otro lugar.
Como era ella quien los había estado asesorando en diversos temas, entendió que podía dar una solución al problema, y no tuve otra que aconsejarle agrupar a los chicos, lo que se hizo en la casa parroquial. Así reunidos, dictaríamos cursos libres con la cooperación de las personas que se presentaran a ella, pues salvo algunas, a la mayoría de las maestras comprometidas en el principio de la señora Giraldez no les interesó la solución, porque yo planteaba gratuidad de los cursos. Por esta razón fue necesario recurrir a otras personas, profesionales y maestras que trabajaron sin cobrar.

Llegan los inspectores

Pero fue el caso que yo les había hecho una nota pidiendo la adscripción al Ministerio de Educación; olvidándome de ello no comuniqué que el colegio no se había formado, por lo qué a su término bajaron dos inspectores que no encontraban ni noticias de dicho colegio. Pero por suerte, el hotelero donde se alojaban, les indicó que en la casa parroquial daban clases a un grupo de adolescentes.
Con ese dato fueron a entrevistar al cura, quien sorprendido me llamó por teléfono para aclarar la situación y, previas las disculpas del caso, explicaba lo ocurrido. Los inspectores comprendieron lo que pasaba y luego de una larga charla con ellos, me pidieron que me comprometiera a organizar técnica y administrativamente el Colegio, por lo que me dieron un montón de instrucciones y un plazo de tres meses para concretar la tarea.
Al final de dicho plazo, regresaron a practicar la inspección que no habían podido hacer.

Colaboraciones inestimables

Como el Colegio estaba en el alma del pueblo, no me fue difícil conseguir su colaboración y, muy especialmente la de distinguidos profesionales, como los doctores Alberto Basso, bioquímico; Antonio Moreno, médico; Andrés García Areces, odontólogo; Daniel Villegas, veterinario; ingenieros civiles: Ovidio Albarello y Picasso; el cura párroco y un grupo importante de incondicionales maestras, con los que se formó el cuerpo de profesores, actuando como secretario Hugo Couzo. Quisiera dar una nómina completa de todas las personas que actuaron como profesores, mientras el colegio fue adscripto y necesitó de la buena voluntad de los participantes en las distintas cátedras, pero la falta de memoria no me lo permite; confío qué algún alumno del Colegio que los recuerde, lo haga. Para sostener la parte económica recibimos el generoso aporte dcl comercio, actividades rurales y otras agrupadas en la Cámara de Comercio e Industria, como así también el aporte de la gente humilde, entre la que recuerdo al pintor Pizarro, quien nos pinto el edificio prestado por la provincia sin cobrarnos un peso por su trabajo, no obstante, sus pocos recursos económicos. La colaboración de esta gente se mantuvo hasta que el colegio se oficializó; lo que da una idea clara de lo que puede el pueblo cuando adquiere conciencia de sus necesidades y voluntad firme para cumplir con las obligaciones que contrae.

Local transitorio

Reunido este material humano y económico, empezamos por conseguir un local transitorio, adecuado para instalar el Colegio, lo que fue posible por la presentación gratuita del mismo, por parte de doña Carmen Greene, del que dispusimos hasta que el comisionado municipal nos entregó el edificio provincial, al que ya me he referido y que reunía todas las condiciones, porque había sido el edificio de la escuela primaria número uno, trasladada al edificio que le había dado don Edmundo B. Perkins.
Resuelto el problema edificio, nos abocamos a conseguir los demás elementos: muebles, laboratorios, gabinetes y útiles indispensables para vestir al Colegio; mientras que al mismo tiempo nos ocupábamos de la tarea más difícil, formar el cuerpo de profesores. Con los profesionales y maestras que aceptaron prestar la tarea con total regularidad, y no solamente esto, sino formarse ellos para una misión que consideramos sumamente importante y que en dicho momento histórico, a nuestro partido, en los colegios oficiales, se encontraban en franca decadencia. Al referirme a la necesidad de formar el profesorado, no es porque los profesionales no fueran suficientemente competentes en su actividad, sino que nos faltaban conocimientos de pedagogía y didáctica, que en alguna medida tenían las maestras, que a su vez les faltaban conocimientos generales para la enseñanza secundaria; diferencias que tratábamos de corregir con reuniones de profesores todos los jueves, en mi casa.
En estas reuniones, cada uno ofrecía una charla sobre lo que sabia, luego se cambiaban ideas entre todos, procurando así ampliar los conocimientos de cada uno, para pasar después al estudio de alumno por alumno, lo que al principio nos fue fácil, porque eran pocos. Luego, con ci pasar de los años, se nos complicó porque aumentó mucho el número; no obstante lo seguimos haciendo porque interpretamos que si cualquier artífice tiene que conocer el material con el que va a trabajar, con mayor razón nosotros que teníamos el material más noble en nuestras manos, el material humano, el que tratábamos de poner los ojos dentro de él, y también del medio al que teníamos que ambientarlo física y moralmente.

Asociación Cultural "Leandro N. Alem"

Indudablemente nos propusimos mucho, pero algo conseguimos, no obstante, al tiempo de retirarme de la dirección del Colegio. Ninguno estaba totalmente satisfecho: no habíamos podido dejar una orientación que continuara el Colegio oficial nacido de él; no nos alcanzó el tiempo, ni tuvimos capacidad para ello, a pesar de los inspectores, ambos con muchos años de oficio (Luque y Borascki), que me habían dado carta blanca para encarar la enseñanza como mejor lo entendiera, claro está, mientras respetara las formalidades reglamentarias, de las que no nos apartábamos en ningún momento, como así de cumplir con la obligación de dar una educación orgánica, que no confundiera al educando y le creara conflictos espirituales.
Para conseguir los recursos económicos necesarios al Colegio, creamos una asociación (la Asociación Cultural Leandro N. Alem), integrada por vecinos de todos los colores políticos y religiosos. También el doctor Alberto Basso, buen pianista, con la misma finalidad, creó una orquesta que integró con Guido Quintana y Miguel Hautvenne, violinista y acordeonista respectivamente, con la que tuvieron mucho éxito en la localidad y en la zona, en reuniones musicales y bailables, a las que concurría mucha gente que dejaba una buena recaudación para el Colegio. Igualmente formamos una peña folclórica, con la actuación de casi todos los que estábamos en o con el Colegio, que también hizo buenos aportes económicos.
A todo esto hay que agregar la cuota que se anotaban los padres de los alumnos que podían, ya que en principio, la enseñanza era gratuita, y la donación de los profesores que tenían profesión, pues aparte de no cobrar, al Colegio le entregaban el porcentaje que mandaba el Estado; sólo a las maestras les pagábamos el total del sueldo, completándoles lo que no recibían del Estado.
Con esto, creo haber dejado claro que el pueblo, en una mayoría muy importante, fue el verdadero creador de su Colegio, sin su colaboración material y moral, nada hubiéramos podido hacer.

Por el Dr. Adrián Castro Villamayor

 

Himno al colegio

Arena que vuela en la tarde que quieta
Afuera transcurre tras una ventana
Muda que separa las fecundas horas
Profundas del aula que eternas serán

La siesta que el viento castiga se mueve
Sin prisa en la tarde que ausente se irá,
Lejana en el pueblo una voz anuncia
Que el fin de esas horas también llegará.

Transitan del pueblo tranquilo sus calles,
De lejos se vienen los nuevos maestros,
Las lluvias ni el barrio, ni el dolor secreto
Oponen ahora un freno a su reto.

Almas misteriosas con mágica fuerza
Transforman a diario en el frente de la escena.
Números y letras componen la prosa
Que apasionadamente corre por sus venas.

Actores bizarros que dicen sus textos
Cargados con dudas que el tiempo renueva
-es la vida misma la que nunca deja
que la ciencia llegue al final a algún puerto-

Invaden con nuevas ideas las mentes
De esos aún niños que adultos presumen,
Buscando en la imagen de un soñado mundo,
Ser jueces severos de ignotas razones.

Arena que vuela en la tarde quieta
Afuera transcurre tras una ventana
Muda que separa las fecundas horas
Profundas del aula que eternas serán.

Pueblo que renace al compás de un desfile
Marcial que renueva el sabor de las fiestas,
Próceres de Mayo y Julio que despiertan

Al alba brillante de un día triunfal.

Impulso genial en el medio del siglo
Colma de esperanzas, llena de ilusiones.
Vedia sin asfalto acuna el desafío
Y vence al desierto; y derrota al destino.

 

Escuela Media Nº 4 (Colegio Nacional Leandro N. Alem)
      - ex Colegio Nacional anexo Comercial Leandro N. Alem-
Dirección: Almirante Brown Nº 251
Localidad: Vedia, partido de Leandro N. Alem, Pcia. Bs. As.
Código Postal: (6030)
Teléfono: (02354) 420157
E-mail: escmedia4@ener.com.ar

 

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