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Primeros signos...

Todavía faltaba mucho tiempo para que se estableciera en el noroeste provinciano la localidad de Ameghino, aunque ya pululaban por allí grupos aborígenes que respondían a la jefatura del Gran Gulmen Calfucurá.
También hacia 1870 se intensificaba la lucha armada contra el dominio aborigen, a cargo de batallones militares expedicionarios, en la zona de Ameghino. Los horrores de la lucha dejaron por allí sus rastros, como no podía ser una excepción. La línea de la Frontera Norte pasaba, de esta manera, entre los grupos tribales y las tropas del gobierno nacional, justamente por medio del territorio ameghinense. Esto era la consecuencia de las "avanzadas" militares originadas en toda la historia de luchas anteriores.


Los horrores de esa lucha dejaron por aquí
sus rastros.

La línea de fronteras se mantuvo vigente entre 1869 y 1877, en que se iniciaba la construcción del inocente foso que atravesaba la provincia de Buenos Aires y fue conocido con la denominación de "Zanja de Alsina", por el creador-inspirador de tal mecanismo defensivo: el Dr. Adolfo Alsina. Aunque provocó un nuevo avance de la frontera.
Por esos días, don George Newbery pobló los campos cercanos de, lo que sería más adelante, Ameghino y que por aquel entonces se referenciaba a través del "Fortín Media Luna". Newbery había adquirido los campos para utilizarlos en la cría de ganado, en medio de, las no ya tan aguerridas, incursiones de los aborígenes. Es más, el futuro precursor de la aviación argentina, con la ayuda de algunos indios domesticados llevó desde Fuerte Lavalle (luego, General Pinto) troncos de sauces, además de pieles y chorizos de barro con los que construyó la primera vivienda por esos lares, distante tan solo dos leguas de lo que sería la Ciudad de Ameghino.
Hacia 1885, gran parte de las tierras del noroeste de la provincia de Buenos aires, sobre todo en los territorios que actualmente pertenecen a los partidos de General Villegas y General Pinto -que entonces integraban al también actual partido de Florentino Ameghino-, predominaban los propietarios de origen inglés o eran sociedades británicas. Entre ellas figuraban nombres como los de C. M. Randel, G. Newland, B. Gordon, I. M. Duggan de Hope, R. Newbery, J. L. Duggan de Nelson, T. Dowling, Cía. Anglo Argentina de Tierras Limitada.
Precisamente, en 1885 también, Guillermo White, apoderado de Juan P. Wyrley Birch, propone al agrimensor Federico Gómez Molina medir un campo de propiedad de su representado, ubicado -por entonces- en el partido de Lincoln contando con una superficie de tres leguas cuadradas, ciento siete cuadras y fracción. Los títulos que corroboran la anterior afirmación se encuentran en el Banco Hipotecario de la provincia de Buenos Aires.
El 20 de abril de aquel año, el Juez Dr. Curutchet nombraba al agrimensor Gómez Molina para que practicara la mensura solicitada por White, librándose por ello un oficio al Banco Hipotecario para la confección de los certificados de los títulos correspondientes. El 23 de abril el Escribano del Banco Hipotecario, Manuel Quiroga, expediría el Certificado dando cuenta sobre la ubicación, superficie y linderos de los títulos de propiedad del nombrado Wyrley Birch. Como se dijo, el campo estaba ubicado en el partido de Lincoln, con una superficie de 8.281 hectáreas, 13 áreas y 36 centiáreas.
El 27 de mayo de 1885, el agrimensor Federico Gómez Molina comenzaría los trabajos de mensura en un mojón de tierra que es el punto A del plano, donde se genera la primera curva del actual camino Blaquier-Ameghino. A los 997 metros encontró un mojón de tierra que había puesto el agrimensor L. Revol en 1880.
Cuando midió 11.479 metros desde el mojón A, clavó nuevamente un hierro con las iniciales de su propietario "B.J.P.W.S." y que en el plano figura con la letra B, coincidiendo este punto con el actual paso a nivel sobre las vías ferroviarias en Blaquier. Y, desde allí, midió 10.332 metros hasta alcanzar al punto C.
Gómez Molina anota en su mensura que a los 500 metros del punto B cruzó un cañadón, el cual estaría ubicado justamente a esa distancia sobre el camino que hoy conduce a Villa Saboya, que por supuesto continúa siendo de tierra.
Luego, desde el punto C, mediría hacia el sur 4.396 metros, donde encontró otro mojón de tierra que había sido colocado por Revol, frente al cual colocó otro hierro, siendo éste la letra D del plano. Antes de llegar a este último punto, cruzaría el camino de los Fortines a los 3.650 metros; y a los 3.978 metros encontró el camino de la Galera. El primero de los caminos mencionados corría casi en forma paralela al que conduce hacia Santa Eleodora, desde la primera curva del camino Blaquier-Ameghino. Desde el punto D, continuó midiendo hasta llegar a los 8.430 metros, es decir hasta encontrarse con el Fortín Las Heras, y desde allí siguió, hasta alcanzar los 4.110 metros, donde se encontraba el mojón de arranque con la letra A del plano. La superficie medida llegó a los 83.781.216 metros cuadrados.
Los campos linderos pertenecían, por el noroeste, a la Compañía Anglo Argentina de Tierras Limitada y a C. M. Randel; por el sudeste, a Guillermo A. Newland y a Rodolfo Newbery; y, finalmente, por el sur a Carlos M. Cernadas.
Continuando con los orígenes de Ameghino-Blaquier, realizado el trabajo encomendado el agrimensor Federico Gómez Molina firmaría la primera mensura de los terrenos que años más tarde albergarían al pueblo de Blaquier. Lo hizo en la ciudad de La Plata el 13 de junio de 1885, siendo aprobada por el Departamento de Ingenieros de la capital provincial el 23 de junio del mismo año.
En 1892, un joven matrimonio recién arribado de Inglaterra compraría a los longevos terratenientes Carlos M. Cernadas y Tomás Fair, unas quince mil hectáreas en territorio que más tarde estaría integrado dentro de Ameghino. El matrimonio aludido estaba compuesto por James -al que luego no sé por qué llamarían "Diego"- Cadwallader Tetley y Clara Carew Corry Smith, lo que denominaron a su Estancia "La Chacra". De allí en más la unidad productiva estaría irrevocablemente unida a la suerte de los pobladores de la región. Diego y Clara demostraron verdadero apego por el terruño de adopción, echando raíces ya en este lugar, brindándose generosamente a la comunidad y decidiendo morir sobre estos campos a los cuales tanto habían amado. Los Tetley se dedicaron exclusivamente a la producción agropecuaria, a la colonización de la zona y, posteriormente, instalaron una cabaña para la cría de ganado de raza.
En cuanto a la propiedad territorial de los británicos (repárese que dijimos británicos y no "ingleses") en suelo bonaerense, adquirió una gran importancia, aunque devenía de los tiempos de Rosas. Estancias del tipo familiar tenían en el registro catastral apellidos de esa procedencia: Drabble, Drysdale, Bell, Fair, Gibson, Fox, Casey, Gainor, Duggan, Armstrong, Lynch, Coghland y otros. Algunas de ellas eran: Los Galpones, sobre la desembocadura del Salado; El Espartillar, a 6 leguas de Chascomús; La Germania, que contaba con 13 leguas en Villegas. Precisamente, por aquel lugar, al norte de la Provincia de Buenos Aires, cercanas a Gral. Villegas hay localidades que llevan los particulares nombres de Gahan, Kenny y Duggan, que no son "ingleses" sino irlandeses. También aparecen esos apellidos "extraños", si nos ponemos a revisar una guía telefónica de Mercedes, Venado Tuerto o Arrecifes, o si recorremos sus cementerios repasando los nombres de pila de las tumbas: Santiagos, Brígidas o Patricios. Nada más que en la zona norte del río Salado, los propietarios irlandeses eran dueños del 16 % del total de la tierra. Se dedicaron a la producción lanar, la cual exportaban profusamente. Tal vez por compartir la misma confesión religiosa, estos hijos del Eire, asentados en la media luna fértil que va de Capilla del Señor a Rojas, pronto se asimilaron a la comunidad nacional.
De la mensura del agrimensor Gómez Molina en las cercanías del futuro Ameghino, podemos establecer que el primer propietario legal de las tierras que hoy pertenecen a la localidad de Blaquier y sus alrededores fue Juan P. Wyrley Birch, del cual sólo podemos afirmar que operaba por intermedio de su apoderado Guillermo White. Es decir, esas 8.378 hectáreas, que antes de la mensura se calculaban en 8.281 hectáreas y fracción, fueron a parar a manos de otro inglés, Henry John Dury, quien a su vez vendería ese mismo campo a Alberto Blaquier, firmándose la Escritura correspondiente el 21 de noviembre de 1895.
Volviendo a los ingleses del futuro Ameghino, digamos que a través del dinamismo del matrimonio Tetley -ya que hacía bastante que Jorge Newbery había abandonado la zona-, fue posible que a aquella remota región llegara en forma relativamente rápida el ferrocarril.
El mismo Diego Tetley, en 1895, comenzaría a subdividir a algunos de sus extensos campos en chacras y quintas. Esta cuestión le permitía ir abriendo calles. Esta circunstancia haría que las carretas, galeras o diligencias comenzaran a llevar al promisorio y pujante territorio a colonos, labriegos y, hasta, a algunos artesanos, los que al disfrutar la facilidad en su estadía comenzarían a radicarse en la región.
En el futuro partido de Ameghino, en los primeros días de 1896 se concretaba la llegada del ferrocarril, siendo testigo de las pocas leguas que había hacia el Este como producto de la donación del señor Tetley.
Continuando con Ameghino, precisamente el 24 de marzo, un acriollado mister Tetley donaba al Ferrocarril Oeste 454,478 metros cuadrados para la definitiva instalación de la Estación y las vías. En forma simultánea, el susodicho, por su cuenta y riesgo, realiza el trazado de la zona urbana de lo que sería el pueblo de Ameghino, aunque la burocracia no desdeñó el momento para crearle problemas al pionero. La Dirección de Geodesia de la provincia de Buenos Aires no le quiere aprobar los planos pertinentes.
Finalmente, en Ameghino, la Dirección de Geodesia de la provincia de Buenos Aires aprueba el trazado realizado algunos años atrás por Tetley, es decir luego que el territorio estaba subdividido y delineado contando con pobladores estables, aunque -a decir verdad- su trazado no obedecía a regla urbanística alguna y que se llamó, en aquellos planos originales, "Las Medias Lunas".
Esto explica que los planos confeccionados por mister Tetley se ejecutaran abriéndose calles, delineándose manzanas, etc. En ese mismo tiempo, el benefactor pre-ameghinense comunicó a las autoridades provinciales su donación y la reserva de dos manzanas para la plaza pública, el hospital y la Iglesia.
Mientras, en lo que sería -con el tiempo- el Distrito de Ameghino y la localidad de Blaquier y según el Boletín de Servicio Nº 990 del Ferrocarril General San Martín, precisamente Alberto Blaquier, fue el donante de los terrenos sobre los cuales se construyó la Estación del Ferrocarril B.A.P. (Buenos Aires al Pacífico), que "auto homenajeándose" denominó con su apellido.
El Boletín Oficial de la República Argentina, el sábado 1º de julio, ratifica lo mencionado en el Boletín del Ferrocarril, al resolver -con la firma del Ministro Horma- con fecha 3 de julio de 1905, designar las distintas denominaciones de las Estaciones del ramal en construcción del Ferrocarril General San Martín, ubicadas de la Colonia Alberdi hacia el sudoeste, figurando en el Km. 69,933 la Estación Blaquier.
También fueron creciendo lentamente la Colonia y Villa Príncipe Di Piemonte, con el aporte invalorable de inmigrantes europeos, hasta que el nombre de la Estación ferroviaria sepultó en el olvido al del pueblo.
En el Distrito de Ameghino, como se dijo en el mencionado Boletín de Servicio del F.C.G.S.M., la habilitación concreta de la prestación ferroviaria se efectuó el 1º de diciembre de 1905, registrando, consecuentemente, el arribo del primer tren.
La estadística del ramal Colonia Alberdi a Emilio V. Bunge del año 1905, registra para la Estación Blaquier: 28 pasajeros despachados, 17 recibidos, 3 toneladas de carga despachada y 11 toneladas recibidas.
En Ameghino, hemos omitido decir que una vez que quedó construida la Estación de Blaquier, el mismo Alberto Blaquier vendería todas sus tierras a Adolfo E. Casal. En noviembre de 1906, el agrimensor Graciano Ferrero llevaría a cabo la mensura de aquellos terrenos, ahora propiedad de Casal. Este lotea toda la fracción de chacras, dándole el nombre de Colonia y Villa Príncipe di Piemonte, iniciando, recién, la venta de partes del loteo en el próximo 1907.
Aunque la denominación dada por Casal no prosperó, debido a su iniciativa el pueblo de Blaquier posee en la actualidad, en su planta urbana, cuarenta y cuatro manzanas que corresponden a la mensura realizada por Graciano Ferrero con motivo del loteo mencionado.
En el partido de Ameghino, específicamente desde la Estación Blaquier -durante 1906- partieron 518 personas y arribaron 499, la mercadería despachada ascendió a 513 toneladas y la recibida fue de 805 toneladas.
En 1907, en el partido de Ameghino, Estación Blaquier, se duplicaron -con respecto a 1906- el número de pasajeros despachados y se triplicó el tonelaje de mercaderías recibidas.
Esta simple estadística demuestra el estado embrionario de un núcleo de población que fue creciendo lentamente, y que desprovisto de los elementos esenciales para subsistir, recibía mayor cantidad de materiales y mercaderías de las que despachaba.
En 1909, los habitantes del futuro partido de Ameghino, pero especialmente los de Blaquier, habían aumentado considerablemente, obligando a la Provincia de Buenos Aires a que creara una Escuela que fue bautizada con el nombre de Bernardo de Irigoyen y otorgándole el Nº 10. Fue el 8 de mayo de aquel año. Luego con la creación del partido de Florentino Ameghino pasaría a ser la Nº 2.
En lo que sería Ameghino, por iniciativa del presidente del Concejo Deliberante de General Pinto -Valentín M. Graciano- y por Ordenanza del 22 de septiembre de 1909, se creó la Delegación Municipal en Blaquier, siendo el primer Delegado Jacinto M. Varela. Le sucederían en el cargo: Antonio Véliz, Sebastián Maysonvave, Juan Maysonvave, Taumaturgo Gómez, Maiolo Maioli, Germán Gómez, Hugo Bove, Ramón Vidal, Justo Perata, Carlos Foulkes y Roberto Molina.
Recordemos que en lo que sería el partido de Florentino Ameghino, la llegada del ferrocarril había alcanzado regularidad a partir del 17 de noviembre de 1896, viniendo desde General Pinto y tratando de alcanzar General Villegas. Completemos la información diciendo que, hasta el 17 de septiembre de 1913, el futuro pueblo y la Estación de lo que hoy conocemos por Ameghino se llamaron "Halsey", en homenaje a don Tomás Halsey, así como lo había determinado el Departamento de Obras Públicas de la provincia de Buenos Aires. Esto databa del 28 de mayo de 1896, cuando el gobernador Udaondo fir-mara el decreto que refrendara el Ministro Emilio Frers, al establecer la denominación de las Estaciones intermedias.


Estación de Ferrocarril Halsey.

En la Delegación Municipal de Blaquier -luego inscripta en el partido de Ameghino-, el 15 de junio de 1915 registraba su marca José María Laurenzena, inaugurando, precisamente, el registro de Marcas. El día 21 de ese mismo mes registraron las suyas Santiago Lahitte y Francisco Goya, haciendo lo mismo Leonardo Manessi el día 28. También desde ese año, Bruno Salomón se encargaría de la Estafeta Postal, otorgándole al recientemente creado pueblo un nuevo servicio.
En lo que sería el partido de Ameghino, con los años se acrecentaron las necesidades de mantenimiento de comunicaciones postales y el 6 de julio de 1920 se inauguraba la Oficina Postal, a cuyo frente estaría Andrés Corradi, quien se mantendría en el cargo hasta el 16 de febrero de 1925.
En la Oficina Postal de Blaquier, más tarde partido de Ameghino, el nuevo jefe se-ría Antonio Álvarez, quien se mantendría hasta 1932, continuándole Julián Basabe, Antonio Rafael Leone, Braulio L. García, Emilio Bengoa y Eloy Madrid. El primer cartero fue Dionisio Gorosito, llevando correspondencia epistolar desde 1925 hasta 1934, siendo sucedido por Eloy Madrid, Osvaldo García, Luis Ghirardi, Lerman Aggio y Juan Carlos Carossio, entre otros.
En 1927 comenzaría a formarse una Comisión Pro-Cementerio de Blaquier (luego, partido de Ameghino), que registró su primer aporte mediante una donación de cien pesos, proporcionada por el club atlético Peñarol, que también donó el portón de hierro.
El 12 de octubre de 1932, como consecuencia de la fusión de distintas instituciones del partido de Ameghino, como el "Centro Recreativo Juventud Unida", "Atlético Peñarol" y "Boca Juniors" y se fundó el Club Social y Deportivo Blaquier, que en 1945 se fusionaría con el Club B.A.P. (Buenos Aires Pacífico), adoptando el color azulgrana de este último. En dicho Club se practicaban varias disciplinas deportivas. Además de fútbol, tenis, patinaje, bochas, ciclismo. Siendo sus equipos tenidos en una alta reputación en toda la zona. Cabe recordar a un gran deportista, como lo fue Simón Ottazzi.
Un adelanto importante para la localidad de Blaquier, en el partido de Florentino Ameghino, fue la inauguración de la Usina Eléctrica el 29 de septiembre de 1936. En un principio, hasta la llegada de la línea de alta tensión, los motores que generaban la energía eléctrica trabajaban desde las 7 de la mañana hasta las 12 de la noche. Aún hoy (año 2002) se encuentran esos motores y a veces se utilizan, ante un corte prolongado.
El Cementerio de Blaquier, en el partido de Ameghino, se construyó sobre una hectárea de terreno donada por la Sucesión Juan B. Lacaze, habilitándose el 21 de mayo de 1939. Esta obra fue costeada por donaciones de todo el pueblo, siendo presidente de la Comisión Jesús Cadenas, el secretario Justo P. Perata y el tesorero Pedro J. Perata.
Era ostensible el progreso de la zona de Ameghino, aunque a Blaquier le faltaba un lugar para la práctica del culto católico. El 1º de octubre de 1946 la visita del Obispo de Mercedes, Monseñor Anunciado -parece que hacía mucho tiempo se venía adelantando su visita- Serafini, fue motivo para reunir un gran número de fieles, quienes recibieron con entusiasmo la noticia de que en fecha próxima se construiría una Capilla, al ser colocada y bendecida la piedra fundamental en el terreno en el cual se levantaría el Templo. Años más tarde, Monseñor Serafini regresó para bendecir la Capilla "Asunción de María Santísima", construida mediante la acción del Cura Párroco de Ameghino, Presbítero José Fuentes y el esfuerzo mancomunado de la Comisión Pro-Templo y vecinos.
En un periódico de Ameghino, el "Stella Maris", de aquella época podemos leer: "El 3 de noviembre de 1946 ha sido para la localidad de Blaquier una fecha que no olvidará porque en el citado día pudo realizarse la inauguración del mástil que se levanta en la flamante plaza".
En Blaquier, futuro partido de Ameghino, en 1959 se creaba el Club Atlético San Martín.
En el partido de Ameghino, la vida social en las décadas que van de los años ´30 a los ´60, estuvo matizada por frecuentes reuniones bailables, picnics, carreras cuadreras, festejos patrios de la colectividad italiana, cuya actividad fue notoria en estos tiempos, con excelentes puestas en escena de obras de teatro, importantes confrontaciones deportivas. En cuanto, específicamente, a Blaquier, el Teatro Infantil tuvo destacada actuación bajo la dirección artística de la Profesora Ida Zóccola de Milessi, que llevó su talento hasta Gene-ral Pinto, Germania y Ameghino. También son recordadas las fiestas y donaciones reali-zadas a beneficio del Hospital de Ameghino.
En Blaquier -más adelante partido de Ameghino- se destaca la presencia de la denominada "Peña Palanca Rota", constituida el 18 de mayo de 1967, realizando varias actividades y acciones para la localidad, entre las que se destaca la erección del Monumento a la Madre en la Plaza.
El 17 de junio de 1968, por Resolución Nº 1429 del Ministerio de Educación de la provincia de Buenos Aires, fue creado el Jardín de Infantes de Blaquier (partido de Ameghino). En los considerandos refrendados por el entonces ministro de la Intervención (siendo algo suaves, para no decir "Dictadura"), don Alfredo Tagliabue, se menciona específicamente a la Asociación Peña Palanca Rota como principal responsable de la creación del Jardín de Infantes Nº 905, hoy Nº 902, que fue abierto a la actividad el 12 de agosto de 1968, funcionando en la casa de la Sra. María Gina de Lacaze.
El 11 de mayo de 1973, se inauguraba, en Blaquier, la Delegación del Banco de la Provincia de Buenos Aires, dependiente de la Sucursal de Ameghino.
Antes, hablamos de la creación del Jardín de Infantes Nº 905 en la localidad de Blaquier, partido de Florentino Ameghino, aunque éste aún no tenía edificio propio. Con el tiempo comenzaron a recolectarse fondos para la construcción del Kinder, con el esfuerzo exclusivo de la población. El edificio del Jardín de Infantes se inauguraría en octubre de 1985.
El 17 de febrero de 1989, en Blaquier (partido de Ameghino) se inauguraban siete viviendas de Autoconstrucción.
El 6 de mayo de 1989 se inauguran en Blaquier (Ameghino) las obras de remodelación e iluminación de la Plaza pública.
En junio de 1990, se inauguraban en Blaquier -partido de Ameghino- las siete primeras cuadras de pavimento.
Fue aprobada la creación del partido de Florentino Ameghino -el número 127º de la provincia de Buenos aires, actualmente son ciento treinta y cuatro-, por Ley provincial Nº 11071 de fecha 21 de marzo de 1991.
Por primera vez, desde la creación del nuevo partido de Florentino Ameghino, se elegiría para ocupar el Gobierno Municipal de dicho Partido a don Patricio García. Desde ese momento comenzarían a realizarse obras de importancia. Todo el partido contaba con una población aproximada de 7.500 habitantes, y la de Blaquier era de unos ochocientos.

Colaboración: Profesor DANIEL ALBERTO CHIARENZA
Web:
http://webs.demasiado.com/chiarenza/Chiarenza.htm
E-mail:
danich45@hotmail.com o danmonchiarenza@hotmail.com
Teléfono:
(011) 4299 - 4178

 

 

Domingo 21 de Marzo de 1991...

"La Legislatura Bonaerense acaba de disponer por ley la creación del 127º partido provincial, al instaurar, a expensas del territorio de Gral. Pinto un nuevo partido que se denominará Partido de Florentino Ameghino, se da respuesta de este modo al reclamo de un movimiento popular que data de 1912 y se concreta al término de casi 80 años", el primer intendente del flamante distrito fue Patricio A. García.

 

12/12/1991

Discurso de asunción
del primer intendente
ameghinense: Patricio García 

Los grandes pueblos son aquellos que tienen el valor de serlo.
La libertad de un pueblo reside en cada uno de sus hombres, y frente a esa libertad, ningún poder de la tierra puede prevalecer.Esta premisa se hace realidad, a casi 80 años de que hombres como Francisco Nuñez Moral, Silverio Almiró, Manuel Ulla, Amancio Fresno, y tantos otros, concibieran la idea, casi descabellada, de que éramos capaces de asumir nuestro propio gobierno.Idea que fue la razón de lucha de todos lo ameghinenses y que hoy da sus frutos. Porque la autonomía, que era una empresa a emprender, un sueño a soñar, una causa por la cual vivir, se convirtió en el patrimonio de un pueblo, que optó por la justicia, la libertad, y el desarrollo. Pero no es mi intención recurrir a la nostalgia, porque esto no es el pasado que murió. Es el futuro que viene.
No nos dejemos escamotear el triunfo de nuestras ideas.
Que no nos vengan a decir que hay que superar el pasado.
Yo no supero el pasado.
Yo me inspiro en él para construir el futuro.


El primer intendente del Partido de Florentino Ameghino,
en momentos que daba su primer discurso, tras la
autonomía del partido.

El dolor y la esperanza derramada, nos exige mantener viva esta causa noble que hoy nos congrega, y hace que mis palabras no pretendan ser, una lágrima derramada, sobre el Ameghino del ayer sino que sueñen con llegar a ser un canto, de optimismo, sobre el municipio que debemos construir.
Dios y la voluntad popular quisieron que fuese el primer intendente del Partido de Florentino Ameghino.Pero no soy solo eso, soy un hombre y también un político.
Un hombre que apela a los sentimientos y a las pasiones, a los sueños y a las utopías.
Porque creo que todos los hombres tenemos algún sueño, inconfesable tal vez, por su magnitud o por temor a ser tomado como presuntuoso, soberbio, o delirante.
Hoy, en el afán de sincerarme con ustedes, me atrevo a decirles que mas de una vez jugué a imaginar este momento; y que en lo más profundo de mi intimidad intentaba echar luz sobre este confuso deseo, preguntándome cual era la razón que me impulsaba a sentirlo. Ahora, que este sueño comienza a cumplirse, puedo afirmar que no deseaba ser el intendente, para convertirme en el impostor de una fugaz esperanza. Ni en el demagogo de un desencanto.
Deseaba ser el intendente de todos.

- De los que piensan como yo y de los que piensan distinto.

- De quienes me critican y de quienes me elogian.

- De quienes me creen y de quienes todavía dudan.

Y por eso, hice de mi campaña un canto de esperanza y quiero hacer de mi gobierno un acto de fe.
Y soy un político.

- Porque forma parte del Movimiento Nacional Justicialista.

- Porque participo de un proyecto político que se gesta con Carlos Menem en la Nación y se reafirma con Eduardo

Duhalde en la provincia.

- Porque me identifico con una causa, cuyo fin es siempre el hombre.

- Porque creo que la justicia social, no se negocia.

- Porque siento que el verdadero camino, es el de un auténtico pacto solidario.

- Porque pretendo, que nos reconciliemos con la felicidad.

Por eso quiero que mi voz resuene con toda la fe, con toda la convicción que tengo:
vamos a conducir los destinos de este Municipio para empezar a crecer en serio, para construir una comunidad mejor para que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos tengan un destino por el cual vivir: el Municipio de Florentino Ameghino. El más hermoso.

En esta hora histórica, que nos toca ser artífices de nuestro futuro debemos tener:
la claridad necesaria para no repetir viejos errores como el olvido, la postergación, y la discriminación, que llevaron a nuestros pueblos al fracaso y la decadencia.
La firmeza suficiente para no desviar el rumbo.
La sabiduría imprescindible para tener verdaderos puentes de unión entre Ameghino, Blaquier y Porvenir, que hagan de el Partido de Florentino Ameghino una gran familia, más fuerte que el rencor y la discordia.
Porque este partido no podrá levantarse sobre los falsos pilares de la desunión y las viejas heridas.
Porque el clamor de este tiempo no permite la división, el resentimiento, ni el sectarismo.

- Yo no dudo un instante cuando me toca decidir.

- Yo elijo un municipio basado en la unidad.

- Yo sueño con la unidad construida sobre nuestras discrepancias.

- Yo anhelo un interés que este por encima de los intereses de grupo, de sector o de simpatía política.

- Yo los convoco.

A que caminemos juntos en esta nueva era.
Porque el Municipio es del Pueblo y no de sus dirigentes.
Porque se inicia el tiempo del reencuentro, sabemos que en el camino encontraremos contratiempos, problemas, y dudas.
Pero también sabemos, porque lo hicimos, que cuando un pueblo se decide al trabajo, es invencible.
Vamos a demostrar que nos merecemos, lo que hemos logrado.
Vamos a demostrar, que al nuevo Municipio lo construiremos entre todos.
Es el momento de la reflexión y la imaginación.
Es el momento de la idea.
Pero también es el tiempo de la creación y del atrevimiento.
Es la hora de eliminar lo caduco y dar la bienvenida a lo que nace, con audacia, con coraje, pero no con imprudencia, ya no podemos inventar
razones que expliquen los fracasos, ni buscar culpables para nuestros desencuentros.
Hoy estamos cara a cara con nuestro destino, el destino por el que optamos cuando comenzamos esta lucha.
Y porque tenemos un oído en el corazón de sus preocupaciones, sus anhelos, y también sus dudas, estamos buscando las respuestas que se necesitan.
Creemos que ningún programa de transformación tendrá éxito si no existe un marco de trabajo abierto a la comunidad que ponga énfasis en las realizaciones populares.
Sostenemos que para sentar las bases de Municipio debemos lograr primero la organización jurídica y administrativa, que nos permita brindar a nuestro pueblo el mejor de los servicios. Donde el trabajo, la eficiencia, y la transparencia en el manejo de los fondos públicos conformen la trilogía verdadera sobre la que se afirmarán nuestros actos de gobierno.
Nos comprometemos a que la salud, acción social, los servicios y las obras públicas se realicen en un marco de dialogo y participación.
Municipio, Provincia y Pueblo trabajaremos juntos ejercitando nuestra capacidad creadora, para responder a la carencias.
En este esquema, solo tendrá justificación nuestra obra, cuando sirva al Municipio y a su gente. La premisa fundamental que nos guiará es la que repetía incansablemente Eva Perón:
"donde hay una necesidad hay un derecho".
Para concluir les digo:
- El Municipio más hermoso es el que todavía no construimos.
- El día mas glorioso es el que todavía no amaneció.
- El futuro más promisorio no es el que va a venir.
- Es el que vamos a ser capaces de construir.
- Es la página en blanco donde podremos escribir las frases más bonitas, los sueños más nobles y los pensamientos mas audaces.
Pueblo de Florentino Ameghino solo nosotros debemos escribir nuestra historia.
Digamos no a la intolerancia, no a los viejos errores, y al decir no, estamos diciendo sí, sí a la valentía de perdonar agravios, sí a la honestidad y a reconocer desaciertos. En definitiva sí a la posibilidad de poner en marcha un Municipio mejor.
Pueblo de Florentino Ameghino solo nosotros debemos escribir nuestra historia, la verdadera historia.
Quien quiera oír que oiga, quien quiera seguir que siga, quien quiera construir que construya.
Como lo está haciendo el país, pueblo de Florentino Ameghino levántate y anda.

 



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